Si, porque hoy es hoy, un día normal, el día que cumplo 19 días en la isla que es mi estación de desembarco. Por esa razón y por ninguna otra hoy me he despertado y me he sentido artista.
Y me hubiera gustado esculpir las rocas de mis acantilados como hizo aquel sacerdote, pero no tengo herramientas ni energía suficiente, y con mi dieta extraña de tipo voy-comiendo-lo-que-pillo no creo que llegue a verme con fuerzas.
Desde la playa en la que espero que las mareas me hagan sus ofrendas, juego a imaginar que el horizonte no es tan plano, que no es una línea recta y aburrida. Y como la imaginación no da para tanto cuando solo piensas en comer algo distinto, he decidido tomar las riendas y modificar las líneas que reciben todas mis miradas.
Ahora cuando me siento en mi atalaya a nivel cero veo mi primera escultura, es sencilla, es simple, es naif, pero por primera vez soy yo quien modifica mi horizonte buscando la verticalidad.
Tu primera escalera, Anne.
Como vengo de un futuro, transportado por tus botellas que viajaron hacia él hasta remontar agua imposibles, sé que habrán más.
Pero esta siempre será la más bella porque desde ella baja la mar hasta la isla, o ascenderás tú hasta el horizonte, cuando quieras.
Salud y suerte
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Caminante:
¿Así que mi obra de arte te parece un tendedero? Muy buena idea
Es una pena no tener ropa que tender. ¿Podrias enviarme sedas de Oriente desde tu oasis poético?
Ummmm vestidos de seda.
Anne
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Es un buen paso, algo rudimentaria, es cierto, que casi parece un tendedero o (como te dicen) un secadero de pescado, pero no está mal que el arte tenga una parte «útil», sobre todo en la tesitura en que te encuentras…, es más, una pequeña evolución y se convierte en tumbona, lo que para meditar y pensar nuevas creaciones es la mar de práctico.
Lo dicho, a crear.
Besos.
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Pues no está mal la obra. Además te puede servir para secar la ropa o para ahumar algún pescado en un momento dado. Que hay que ser prácticos, jejeje
Mejor así que a ponerse a picar piedra como el bueno del sacerdote. 🙂
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Marta:
Artista en isla suena bien pero me temo que no, que no lo soy, aunque viviendo en esta isla supongo que tendré tiempo para ser un poco de todo.
Anne
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Será que lo eres, artista en isla.
Saludos,
Marta
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Amén.
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Zanobbi,
Tomo nota.Día 22. Isla. Visita.
En cuanto a la mirada displicente no depende del emisor de la misma, es el receptor el único que puede calificarla como displicente o con cualquier otro adjetivo.
Y en cuento a mi escultura » Cortando horizontes», es verdad, tiene un aire de ofrenda, quizás para ….Hefesto.
Anne
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Enhorabuena.
Por tomar las riendas.
Por modificar (usted misma) su horizonte.
Creo que el día 22 sería un momento estupendo para, una vez modificadas las líneas, recibir miradas displicentes.
Recuerdo: la displicencia en la mirada es, en la mayoría de los casos, una careta protectora. O un modo de reflejar que no se entiende nada.
Tu escultura tiene algo de ofrenda, también. XX.
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