
Aprender a medir el paso de los días, de los meses y hasta de los años, se ha convertido en una de mis obsesiones.
Si bien al principio no pensé que el control del paso del tiempo fuera algo importante, a medida que mi posibilidad de libertad en tierra habitada se aleja, necesito saber en que día vivo, en que mes, necesito que un calendario marque huellas que el mar no pueda borrar.
Mi reloj pintado en los pies es tan básico como robar huevos cuando el pescado y el coco me provocan náuseas. Pero esta unidad de tiempo es tan reducida que he tenido que fabricar un calendario, mi calendario no juliano, calendario Leeuwin.
Es circular y de piedra. LLevo más de un año construyéndolo y todavía no consigo manejarlo de una forma lógica.
Es sólo cuestión de tiempo…..
Anne
Contando el tiempo en el paraiso…
Tal vez esté equivocado -nada más fácil, por otro lado-, pero me hace sospechar que algún día te despedirás de esta isla, quién sabe si para recalar en otra, esta vez por decisión propia.
Buscando la magia en el mundo
Salud y suerte, siempre.
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