
Hay días en los que no encuentro nada útil en ninguna de las playas de mi isla, busco y rebusco y al final termino con el ánimo a la altura de las olas.
Hoy este trozo de madera me habla de otros navegantes con suertes mucho peores que la mía, al fin y al cabo llegar a Cabo Leeuwin fue mi salvación y no mi muerte.
Bendito paraíso.
Anne
Sabias palabras.
Sana actitud.
Suerte provocada.
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