El viento llegó ayer de la mano de los Idus de Marzo, y no lo hizo como quien visita a un pariente de los que siempre fingen no estar en casa; un vendaval se apoderó de la isla como si pretendiera borrarla de un mapa en el que ni siquiera hubiera existido.
Al principio se disfrazó de suave brisa, una caricia invisible que arrastraba granitos de arena y que con las conchas formaba figuras de sombra, para convertirse al final en una bestia gris que buscaba mis ojos, mi nariz, y cualquier otro orificio para ocuparlo como si de un bastión estratégico se tratara.
Hoy todo ha terminado. Hoy ha llegado la calma.
Anne
Van Rap:
Así lo haré…me cuidaré de los Idus de Marzo.
Aunque si es solo viento lo que me traen, serán bienvenidos…adoro el viento
Anne
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¡Guárdate de los Idus de Marzo, Anne!
Salud, suerte y que la isla te proteja
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