Los milagros existen, los milagros suceden, y si hay un lugar especial en el que todo es posible, ese lugar es Cabo Leeuwin.
Hace unos días Marcos estaba varado en la playa, estaba enfermo y muy delgado, hasta las costillas se le marcaban.
Unos días después y con montones de calamares engullidos, nuestro calderón parece otro. Está alegre, juguetón y tanto la pandilla Noé como yo no paramos de dar saltos de alegría.
Marcos está a salvo y sonríe.
Calderón: 1
Selección natural: 0
Anne 🙂
Pingback: Día 304: De vuelta | CABO LEEUWIN
Un beso en la cabecita para ese pequeñín, de seguro es adorable y precioso. Me burlo de la selección natural también. 🙂
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si, esa es la pena que son muchos, demasiados.
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Besta:
Ver al calderón (Marcos) nadando de nuevo, es la mejor noticia que podía dar.
Por desgracia, como cuenta Van Rap. cada año miles de ellos aparecen muertos o enfermos en las playas.
Saludos,
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Maravillosa noticia, me alegro por el, un besazo
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Mati:
Llegó nadando pero estaba enfermito.
El poeta dramático 😉
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¿Será que alcanzo a llegar nadando? (cumplo con mi dosis de drama semanal)
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