Hace días que el hambre me apretaba las entrañas, y eso hacía que me mantuviera alejada de cualquier actividad que no me reportara alimento. Cuando estás hambriento el mundo se hace muy pequeño y todo tu cuerpo se convierte en una maquinaria perfecta llamada supervivencia.
Hoy por fin he conseguido pescar, he comido sin hacerle ascos al pescado y ahora mis neuronas parecen funcionar de una forma menos animal.
Ya soy más yo. Ya puedo pensar en otras cosas menos alimenticias.
Anne
Navego por mares ubicados en universos que se salpican los unos a los otros. A veces puedo navegar por varios a la vez, mezcladas así sus aguas. Otras veces no; otras veces sigo una ola que parece eterna y que no admite cambios de rumbo.
Hoy vuelvo a poder navegar entre aguas verdosas como la hoja de un olivo y verdosas como el cristal de una botella vacía, las aguas de un Mediterráneo tewñidas por el bloom de vida primaria y las aguas transparentes donde peces que parecen taxis se te ofrecen complacientes.
Un verdadero placer.
Salud y suerte, Anne
Me gustaLe gusta a 1 persona
Siempre me ha gustado la idea de unas aguas cristalinas y unos peces volando bajo el agua. Son unas criaturas muy curiosas.
Me gustaMe gusta
Volvemos con historias ¿paralelas? ¿perpendiculares? 🙂
Me alegra el reencuentro.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pensar es bien… A veces… No siempre 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona