Después del manjar gastronómico con el que la providencia me trasladó al cielo, hoy de nuevo agradezco a los dioses que me mantienen con vida, la llegada de un fenómeno con el que soñaba desde hace días.
Y es que cuando el eterno verano te satura hasta decir basta, no hay mayor epifanía que la llegada de la lluvia y el descalabro de las temperaturas.
Llueve y hace frío. La parra de la cabaña de verano recibe esta bendición líquida mostrando su verde más verde, y yo estoy pensando en ofrecer un sacrificio como agradecimiento a tamaño regalo.
Gracias a los dioses, Dioses, magos, hechiceros, brujos … OS QUIERO !!
Anne