HOY me he despertado con la sospecha cierta de que un cielo+sol me estaba esperando más allá de las paredes de la cueva.
Y no es que la oscuridad que habita mi cabaña de invierno me diera alguna pista, porque allí donde duermo reina la más absoluta falta de luz, sino porque al levantarme y separar mi cuerpo de las piedras calientes que hacen de cama, he notado una brisa que parecía nacer del fuego en lugar del hielo.
He corrido descalza hasta la entrada, primero guiándome por la memoria y después por la luz, y de repente lo he visto…SOL…sol invadiendo el bosque central de Cabo Leeuwin. Un sol extraño, descolocado.
De repente he pensado que el tiempo había pasado, que el invierno había dejado su cetro a la primavera. He creído que yo, presa quizás de un encantamiento, había dormido los 3 meses que me separaban de la primavera.
Anne