Hay veces en las que al despertarte ya sabes que el día es tan gris, como el gris más grisáce0 del mundo. Lo notas al abrir los ojos, lo percibes en la luz que se cuela por esa mini ventana que te permite ver lo que pasa fuera de la cabaña.
Cabo Leeuwin está abrazando el otoño que por fin se ha instalado en la isla como un huésped fijo. Los días se están enfriando y el cielo ha cerrado a cal y canto el acceso al sol que ha sido un compañero fiel y cargante durante todo el verano.
Antes de que llegue Noviembre tendré que trasladarme a la cueva de piedras calientes, allí es más fácil sobrevivir al invierno. Es un lugar oscuro pero no hace frío. Creo que es bueno alejarse de la orilla del mar cuando las tormentas hacen su entrada en escena. Allí estaré bien y lo sé.
Me voy a buscar madera.
Anne