Día 107: Ola gigante…

No puedo asegurar si esta visión fue real o fruto de una indigestión. No puedo saber si estaba despierta o profundamente dormida.

Estaba sentada en mi sillón de madera y una terrible rugido me hizo levantar la cabeza y fijarla en el horizonte. No era una barco ni una bandada de pájaros los que emitían ese ruido. Era agua, nada más que agua. Una inmensa pared de agua que avanzaba perpendicular a mi paraíso sin llegar a rozarlo.

No se cual era su destino, pero de haber llegado a mi playa, tanto yo como mi isla hubiéramos sido borradas de un hipotético mapa.

ガンバッテ – Ganbatte

Anne

Día 15: Hoy por fin mi isla se viste de sol

Así es el sol en mi isla

Hoy por fin el sol ha salido y en mi isla todo ha cambiado de color.

El gris se ha borrado del cielo y ahora es tan azul como el cielo de los Simpsons. La vida ha vuelto o ha despertado, no estoy segura, pero la verdad es que ahora todo brilla de una forma que no pensé que fuera posible.

Las palmeras que hace unos días se movían agitadas por terribles vientos, ahora se han convertido en un abanico que se mueve lentamente sólo para aportar un toque especial.

El mar, qué puedo decir del mar, su color verde oscuro por las aguas revueltas se ha transformado en turquesa. Es transparente como las cortinas de mi antigua habitación, es cálido y me está llamando para darme un baño.

Dejo mis huellas sobre la arena junto a mi botas, camino despacio sin mirar atrás y poco a poco me sumerjo en un paraíso denso que me recuerda al líquido amniótico que un día me dió cobijo.

Cuando se me arrugen los dedos tendré que salir. Antes no.

Anne